Noches de vino y galletas by Ángeles Valero

Noches de vino y galletas by Ángeles Valero

autor:Ángeles Valero [Valero, Ángeles]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-05-12T00:00:00+00:00


Capítulo 13

Día de escalada

Noé aún no había terminado el café del desayuno cuando llamó a Lucas.

—Buenos días, madrugador. ¿Va todo bien?

—Sí, todo bien. Quería comentarte una cosa. Vamos a ir en un rato a la zona de niños para escalar.

—Bien, hoy hay piscina en la escuela de verano así que no hay mucho lío. ¿Con quién vienes?

—Con Giulia. —Le falló la voz al decir el nombre, y por el silencio que se había creado al otro lado Lucas no estaba mucho mejor.

—Bien. —Fue todo lo que pudo decir con la emoción en la garganta.

—Anoche pensamos que era lo mejor. Un sitio divertido y que le guste para que me conozca.

—Sí, suena mejor que un despacho de abogados como primer recuerdo de tu padre.

Los dos sonrieron ante la palabra. Noé pasó su mano por el pelo.

—Estoy atacado y eso que anoche fue todo bien.

No iba a comentar que la tensión sexual con Nicola seguía en aumento, eso era algo que se guardaría para él de momento.

—Es normal. Es un momento importante. Pero recuerda que no estás solo, vamos a estar ahí.

—Lo sé. Gracias. Nos vemos luego.

—Sí. Hasta dentro de un rato.

Colgaron y Noé terminó de desayunar mirando por la ventana.

No podía concentrarse en nada, iba vagando por la casa limpiando cosas que ya estaban limpias y cambiando otras de sitio. Llevaba un buen rato frente a la puerta de la habitación contigua a la suya. Esa sería la de Giulia, tendría que cambiar los muebles y decorarla, pero no tenía ni idea de por dónde empezar.

La llamada de Nicola se produjo en ese momento de remodelación, estaba decidiendo usar colores neutros y dejar que la pequeña escogiera los motivos que más le gustaran.

—Buenos días —respondió mirando el reloj de su muñeca. Eran solo las ocho y media de la mañana⁠—. Creí que estaba prohibido madrugar.

—Sorpresa. —La voz de Nicola sonó ronca y adormilada⁠—. Carlota me ha traicionado, le ha dicho esta mañana a Giulia que vamos a ir a escalar y ahora está nerviosa, perdida, dando saltos en mi cama. Te necesito —⁠suplicó mientras lo escuchaba reír y trataba de que Giulia no se cayera de la cama donde daba saltos.

—Pues acabo de hablar con Lucas, podemos ir cuando queramos. ¿Crees que podrá aguantar una hora? Abre a las nueve y media.

—Deberá hacerlo, el desayuno es sagrado y jamás lo hago rápido si estoy de vacaciones.

—Me gusta cómo piensas. Pues en una hora en el rocódromo. ¿Sabe que voy?

—En estos momentos no, ya tiene suficiente con la emoción de escalar. Pero cuando vayamos a ir sí que lo sabrá.

—¿Estás seguro de que es buena idea?

De pronto los nervios lo habían atacado y estaba confundido y lleno de dudas.

—¿Tú no?

—Quiero conocerla, pero no asustarla.

—De eso no te preocupes, solo acude.

—Eso no tienes que dudarlo.

Y Nicola no tenía ninguna duda de ello. Su intuición no solía fallar con las personas.



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